¡Ya vuelvo a mis andanzas por el
blog! ¿Y con qué mejor manera que buscando plan para la Semana Santa? Si
esperáis que os aconseje procesiones a las que asistir, iglesias que visitar o
películas para ver, siento deciros que estáis en el escrito equivocado. Bueno,
seré buena y os diré el nombre del director cuya filmografía es digna de ver en
estas fechas (y el resto del año): Carl Theodor Dreyer.
Pero yo, por ahora, sigo con lo
que va a ser mi gran plan, que no va a ser otra cosa que quedarme en Barcelona
e ir un día (noche) al Museo de Cera.
En toda mi vida, que yo recuerde, en el único museo de cera en el que he estado es el de Barcelona, pero me queda claro que lo mejor de ellos es la cámara de los horrores. Esa oscuridad, esa música, ese ambiente lúgubre, esos monstruos clásicos de la literatura y del cine... ¿Pero nunca habéis pensado aquello de “¡cómo molaría que ahora se moviera una figura!” o “qué mal rollo esta figura, parece de verdad...”? Pues a partir de mediados de abril hasta principios de mayo, el Museo de Cera ofrecerá un espectáculo llamado Museo de Cera Horror Experience llevado a cabo por el gran equipo de Horror Box, una productora de espectáculos de terror de los cuales he tenido el maravilloso placer de ver alguno.
¡Allá van mis experiencias!:
Coliseum Horror Experience
El primer Horror Experience de
Horror Box. Obviamente, el espectáculo se hizo en el Teatro Coliseum de
Barcelona, donde se llevó a cabo “una ruta terrorífica por las entrañas del Teatro Coliseum”.
Y sí señores, era una visita por los lugares no visitados por el público
(pasillos, cuartos de calderas, el escenario...) acompañados de personajes de
peliculones como Frankenstein, El Exorcista, Pesadilla en Elm Street, Viernes
13, It, Saw, Insidious o [•REC]. Una delicia que ningún
amante del terror debía perderse. Con unas caracterizaciones magníficas, una escenografía
sublime y un equipo humano excelente, a mi me gustaría abrir un paréntesis y
contar por encima la experiencia del momento Saw. Apagad las luces (la pantalla del ordenador no, por favor),
cerrad puertas y ventanas y poneros de fondo la canción principal de Saw, que con este ambiente os pondréis
más en mi lugar. Eh... ¿tenéis cadenas y cinta americana a mano? Da igual,
dejadlo, voy a seguir.
Imaginaros un grupo de veinte
personas (cinco de las cuales éramos unos amigos y yo) subiendo corriendo las
escaleras del Coliseum entre risas y gritos hasta un largo pasillo oscuro lleno
de puertas cerradas (bueno, creo que habían puertas...). Cuando todos estamos
en el pasillo, la puerta por la que hemos entrado se cierra y reina el silencio...
y nuestras agitadas respiraciones. Y nuestros gritos, y risas nerviosas... Al
fondo, un hombre (el mentalista Luis Pardo, el
Psychomago –lo tenéis con su último espectáculo, Hypnos. La otra realidad, en la Sala Muntaner, por si os interesa-)
permanece encadenado y amordazado en una silla con una pistola en la mano. Cerca de él, una
televisión sin señal hace ruidos hasta emitir una imagen: una grabación de
Jigsaw, el ventrílocuo de Saw.
“Quiero jugar a un juego”: cinco de nosotros (tres amigos, un chico del público al que no conocía y yo), tenemos una X marcada en el ticket de la entrada y nos toca probar, con una llave
cada uno, abrir una caja para conseguir otra llave que nos permitiría liberar
al mentalista y poder escapar. De pequeña no fui muy afortunada en esto de ser elegida para
hacer algo sobre un escenario durante un espectáculo, pero ese pareció ser mi
gran día. Cuando llega mi turno, me acerco a la caja, pongo la llave en la
cerradura... y abro la caja. Bajo las risas de mis amigos y público y las
prisas de Pardo, lo desencadeno para liberarlo y, a “traición” (a traición
entre comillas porqué todo iba a partir de unas notas escondidas que
seguían haciendo posible el juego), termino yo encadenada a la silla. No os lo
voy a negar, en el fondo me lo pasé de lujo. Sobre todo cuando el mentalista
obligó a que se fuera toda la gente y me quedé sola encadenada a la silla, con
la compañía de Luis Pardo y su revólver. El resto supongo que os lo imagináis:
en el fondo es buena gente y, bajo los gritos de Pennywise (el payaso de It) que apareció al poco después, me
desató y salí corriendo. Bueno, corriendo como pude, porque ni sabía por dónde
tenía que ir, ni si volvería a encontrarme con los demás, o si mis sandalias
aguantarían las pisadas torpes de mis pies.
Os dejo a continuación una foto
de la escena Saw con Jigsaw y Luis Pardo, propiedad de Horror Box, así que espero que no se enfaden por
utilizarla.
No me voy a explayar más porqué
no quiero cansar. Era un espectáculo para ser visto (y sentido) más que para
ser contado. ¡FUE GENIAL!
Acabo de recordar el momento con
Frankenstein, donde un amigo, cuando se levantó el monstruo de la camilla, le
llamó Frankie y el doctor le dijo: “¿Frankie? ¡¡Pues se llamará Frankie!!”.
Bueno, algo así porqué no recuerdo exactamente el diálogo... ¡Qué risas!
Y no puedo acabar de hablar sobre este espectáculo sin mostrar lo que fui adquiriendo durante la visita: la entrada con su X, el cartel de una de las pruebas de Saw (esto me lo llevé sin querer, los nervios son así...), la mordaza de Luis Pardo (sí, la tengo en casa porqué soy así de rarita y porqué una amiga me la pegó en la muñeca y la llevé así durante todo el recorrido), el cartelito del evento y una mascarilla para evitar la infección del teatro...
ZombieWalk Sitges 2013
No es que esto forme parte de un
espectáculo suyo, pero fui con unos amigos a la famosa ZombieWalk del Festival
de Cine Fantástico de Sitges y durante la rúa nos los encontramos. Y claro...
¡FOTOOOOO! Aquí con los directores de Horror Box: Cristina Raya y David Moreno.
Y aunque no se vea, en el cochecito llevaban a su perro vestido de Freddy
Krueger.
Danzarama Horror Show
Halloween 2013. El sábado 2 de
noviembre daba fin al mejor Halloween de toda mi vida. Una deliciosa cena en el
Restaurante Danzarama de la compañía de los personajes de películas como El Exorcista, The Ring, La Matanza de Texas,
Pesadilla en Elm Street o Scream. Y todo volvía a ser maravilloso:
la música (por supuesto, las bandas sonoras de las películas representadas), la
iluminación, el ambiente, las actuaciones, las caracterizaciones...
Además, supieron montárselo de
maravilla: mesas alargadas y todos los comensales cenando a su alrededor, como
si formáramos parte del cuadro de La
última cena. Y como somos gente de fe, antes de empezar a devorar la cena
(aunque creo que lo que más queríamos era ver a los monstruos que nos llevarían
de cabeza toda la cena) rezamos un Padre Nuestro para bendecir la comida y dar
gracias a Dios por los alimentos... acto que nos trajo al Padre Karras y a una enfurecida
Regan (los protagonistas de El Exorcista)
y a un sinfín de sustos y gritos.
Aquí un par de fotitos. Con David Moreno de nuevo como maestro de ceremonias (arriba), y Regan (abajo).
Por otra parte, si pensáis que nos fue imposible cenar o que lo hicimos en malas condiciones, os equivocáis. Los artistas sabían cuando debían aparecer y en qué momento retirarse, cuando tenían que dejarnos comer y cuando podían aparecer por el lugar más inesperado, cuando aparecer a lo lejos y cuando pasar a nuestro lado rozándonos... Y así hasta el final de la cena. Una cena de dos o tres horas. Yo todavía hecho de menos una cena como esa...
Tienen más espectáculos hechos , claro
está, pero estos son a los que he podido asistir (y muchos más que serán).
Podéis saber más en su página web y seguirlos en Twitter y Facebook. Y
recordad... podéis tener una Semana Santa para quedaros de pied... ¡cera! Y no creáis
que no tendrá nada de Santa, porqué quién sabe, igual Juana de Arco cobra
vida...
Me despido hasta el próximo
blog... que igual ya será el cómo ha ido esta aventura del Museo de Cera Horror
Experience... Muajajaja!!
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