Hace unos días fui a ver Annabelle, pese a las malas críticas que
ha ido recibiendo.
Annabelle es una película dirigida por John R. Leonetti, y es un
spin-off de The Conjuring (Experiente
Warren). Para quién no conozca la historia de los Warren, eran un
matrimonio (Edward y Lorraine) de investigadores de fenómenos paranormales. Actualmente,
Lorraine vive y ha hecho varias entrevistas tras la película de The Conjuring que pueden verse por la
red. O sea sí, el matrimonio y sus terroríficas historias de posesiones,
conjuros y muñecos malditos han existido. Que luego Hollywood haya hecho de
esto historias a su manera es otra cosa. A continuación, una fotografía de la
Lorraine auténtica y la verdadera Annabelle (¿qué, a que cambia la muñeca?).
Siguiendo con el film. Mientras The Conjuring trataba más abiertamente
los casos de los Warren, y contaban con ellos en la historia, Annabelle se centra únicamente en uno
de sus casos: el de la muñeca poseída por un grupo de satánicos que les harán
la vida imposible a un joven matrimonio que está a punto de tener un bebé (ahí
el drama).
El primer problema de Annabelle es que se ha intentado rodar
de una manera muy similar a cómo lo suele hacer James Wan (el director de The Conjuring), y finalmente, lo único
que se ha conseguido del film es convertirlo en una sucesión de planos
descuadrados y moviéndose sin sentido, y por supuesto, sin personalidad. Podría
haber funcionado para hacerle recordar al espectador que, después de Annabelle, pasaríamos a The Conjuring, pero ni eso. Parece
totalmente una película independiente. Una forma fácil de hacer dinero.
La historia hubiera sido
maravillosa si se hubiera trabajado más: el final es bastante deplorable, los
personajes demoníacos que aparecen dan más risa que miedo (me queda claro que
no se trata de una gran superproducción de Hollywood a nivel económico), y la
historia en sí se alarga como el chicle a base de trucos malos y planos que
dejan al espectador con ganas de algo que nunca pasa. Es más, ni siquiera los
personajes están bien trabajados. Eso, o yo me perdí algo y todavía hay cosas
de ellos que no he podido acabar de entender. De hecho, lo único que parece
estar bien estructurado es su banda sonora y el trabajo de sonido, que es lo
que hace mantener la tensión y dar algún que otro susto sin importancia. Eso
sí, todo hay que decirlo: aunque los planos de la muñeca siempre dejan con
ganas de algo más, son sublimes y la muñequita maravillosa. A la espera quedo
de que la pongan a la venda, con un precio más o menos asequible.
Si vais a ver Annabelle, os puede gustar para pasarlo
bien un rato, pero no esperéis una gran película. Pero sí, lo pasareis bien.
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