viernes, 3 de abril de 2015

PHENOMENA - MARY POPPINS

Viento del Este y niebla gris... El pasado domingo 29 de marzo, la organización de Phenomena, the ultimate cinematic experience, tuvo la genial idea de pasar en pantalla grande un gran clásico de Walt Disney: Mary Poppins.


Con lo fan que soy de la película (y del personaje, y de sus mensajes...), tenía que asistir sí o sí, y después de un Carnaval como el de este año, la idea de ir, además, disfrazada de la niñera en sus Jolly Holiday me pareció... prácticamente perfecta en todo.

Pero claro, no podía ir sola. Hubiera molado ir con todo un grupo de deshollinadores y tal, pero al final fue, cómo no, mi querido Tonet quién fue a mi lado vestido de Bert. No hay palabras para describir aquella tarde. Bueno sí..., una: ¡supercalifragilisticoespialidoso!

Tras una mañana movida porqué el pase era a las 16:15h, algo justo si contamos que teníamos que comer y disfrazarnos antes, llegamos al cine 10 o 15 minutos antes de la proyección. Por supuesto, no hay ni qué decir lo mucho que nos miraron en el metro y en la calle. No diré que nos dijeron muchas cosas porqué no fue así, la gente es muy sosa, pero mirar, miraron. Pero bueno, de camino un matrimonio nos preguntó si nos podíamos hacer una foto con su hijo, y de vuelta unos señores nos dijeron que íbamos muy guapos. 

A lo que iba, llegamos super justos. Hubiéramos llegado antes si hubieran tenido servicio de Tío Vivos, o paraguas voladores, pero con el Metro y sus transbordos pasan estas cosas. La taquillera, Elena, gran persona que conocimos aquél mismo día, ya estaba avisada de nuestra ida a través de mis amigos Mari y Emilio, así que al vernos salió de su puesto para presentarse y acompañarnos a la entrada de la sala. Muy grande su forma de ser. Y la mujer que recogía las entradas en la entrada de la sala también debió de flipar bastante porqué nos preguntó si habíamos esperado hasta el final para entrar y crear expectación. La verdad es que no, llegamos mal de tiempo y ya está. Lo que no sabíamos es que llegar tan justo iba a ser tan guay...


Entramos deprisa a la sala. Las luces todavía estaban encendidas, y pequeños y mayores llenaban casi al completo la gran sala de cine. Al entrar nosotros dos, se empezaron a escuchar exclamaciones del público que acabaron siendo intensos aplausos. No creo que, en tan poco tiempo, volvamos a recibir tanto cariño de tanta gente a la vez. Tras darnos cuenta que iba por nosotros, y que no eran aplausos porque empezaba la película o porqué entrara alguien a presentarla, saludamos con el mismo fervor y, porqué no decirlo, algo tímidos, nos sentamos en la tercera fila del cine (ya he dicho que el aforo estaba casi lleno). Justo al sentarnos, empezó la película, y eso todavía ayudó más a hacer creer al resto del público que formábamos parte del show del Phenomena. Me encantó la idea de que la gente se entusiasmara más al aplaudirnos a nosotros que al título de película cuando comenzó.

En versión original subtitulada, tuve la maravillosa oportunidad de disfrutar de mi película Disney favorita en pantalla grande y con un sonido inmejorable. Es la película que más veces he visto, más incluso que Nosferatu, El Exorcista o Pesadilla antes de Navidad (claro que Mary Poppins me la descubrieron de muy pequeña), y ya puedo fardar de haberla visto en el cine.


Una vez terminadas sus dos horazas y poco de canciones pegadizas, bailes en las chimeneas de Londres, palabras extrañas, paraguas y cucharadas de azúcar, todos los asistentes tuvimos que ir saliendo de la sala. En la puerta estaba el director del Phenomena, Nacho Cerdà, director también del film Los abandonados y La Trilogía de la Muerte, una trilogía de cortometrajes sobre la muerte que vale mucho la pena ver: The Awakening, Aftermath y Génesis (mi favorito es Génesis pero no os perdáis por nada del mundo el de Aftermath, no para estómagos sensibles), y nos paramos un momento a hacernos una foto con él. Poco tardaron en echarnos de la sala porqué empezaron a pedirnos fotos y tenía que entrar la gente que iba a ver la próxima película... Así que salimos al vestíbulo. Allí fue ya lo grande. Las caritas de emoción de los más pequeños, las peticiones de los padres para que nos hiciéramos fotos con ellos o sus hijos y la inocencia de los niños que no veían en nosotros a dos chicos disfrazados sino que veían a la Mary Poppins y al Bert que acaban de ver en la pantalla, hicieron que nosotros aún nos sintiéramos más ilusionados y locos. ¡Genial! ¡Cada vez amo más el Cine y todo lo que puede llegar a hacer!

Y tras una larga sesión de fotografías con mayores y pequeños, volvimos a hacernos una foto con Nacho Cerdà, que por fin salimos bien :)


Y creo que, ya sin nada más a añadir además de que fue algo inolvidable y que ya esperamos con ganas el próximo Phenomena, Bert y Mary se fueron para volver a sus vida normales de Tonet e Ingrid y colorín colorado, este cuento se ha acabado. 

¡Hasta la próxima!

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