El lunes 21 de julio, que yo ya estaba de vacaciones (¡qué tiempos!) fui con mis amigos Mari y Emilio a Montserrat.
Vimos su monasterio, sus mágicas montañas, recorrimos largos caminos montañosos, escalamos y caímos.
Lo mágico de Montserrat es que es que uno se sienta un rato (para comer, por ejemplo, como hicimos nosotros) y empieza a ver formas conocidas en las grandes montañas: faraones, monos, elefantes... Y lo mejor es que todos coincidíamos a la hora de verlo.
Pese al dinero que uno se gasta en el viaje de ida y vuelta (que es una barbaridad y una vergüenza pero que mientras sigamos pagando no cambiará nada...), un día en Montserrat es algo maravilloso. La naturaleza, el aire puro, la tranquilidad, las no-aglomeraciones de la ciudad (bueno, no hablaré de las aglomeraciones para ver a la Virgen de Montserrat...)...
Un lugar genial para pasar el día. Y si es junto a amigos tan frikis como yo que van creando historias raras mientras caminamos por la montaña... ¡mejor!
Y para terminar... ¡esta foto! ¿Soy yo... o da un poco de mal rollo? ¡Me encanta!
Y para terminar... ¡esta foto! ¿Soy yo... o da un poco de mal rollo? ¡Me encanta!
Hasta la próxima!!!
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