sábado, 9 de agosto de 2014

TIBIDABO

El miércoles 23 de julio volví a un lugar que hacía muchos años que no pisaba: el Parque de Atracciones del Tibidabo.


Recuerdo que mis padres me llevaban una vez al año, en vacaciones de verano, y disfrutaba montando en el Buri-Buri, en el Tío Vivo, en el los auto-choques y ... lo bien / mal que lo pasaba en el Hotel Krüeger (la casa de los horrores del parque). 


Esta vez fui con mis amigos Mari, Emilio, Gloria, Pepi y la pequeña Cristina. De hecho, he de decir que las tres últimas las conocí ese mismo día, pero que pasamos a ser amigas como si nada.

Hay alguna cosa del parque que han cambiado, como la noria (que bonita era la que había antes...), los cambios de escenarios del Buri-Buri ..., la sala de los Espejos (que también me gustaba más la de antes...). Sin duda, el parque necesitaba innovarse si quería seguir recibiendo visitas, pero es que lo retro de ese parque era taaaaaan bonito. Pero me conformo con que el 90% del parque siga igual, como el tío vivo <3 .

Pese a que no pude ver el Museo de los Autómatas (¡¡a veces no da tiempo de verlo todo!!), me quedo por encima de todo (sin olvidar las atracciones como La Mina d'Or y la buenísima compañía), con las tres visitas al Hotel Krüeger. El 666 de la pulsera lo justifica, y la chapa se ha convertido en mi amuleto del día a día. 


En serio, me encanta.  Hubiera comprado todos los souvenirs del Hotel ... Pero claro, el maldito dinero... XDDD. Y aunque el Hotel también ha padecido algún cambio, estos han sido para mejorarlo o bien sustituir alguna cosa y darle más énfasis. Lo mejor: las camisetas de Emilio y mía triunfando con los personajes del hotel (Emilio iba con una camiseta de Freddy Krueger -imaginad así todo lo que le pudieron llegar a decir- y yo con una de la Familia Addams -si estáis pensando que nos las pusimos expresamente para llamar la atención pues ... ehm ... ¡Sí!), el protagonismo de Emilio cuando entramos la tercera vez y alguno de los personajes lo llamaron por su nombre (me morí de la risa XDDD), los actores que ya nos conocían tras haber entrado una, dos y tres veces, y mis diferentes situaciones en el grupo para ver qué lugar de la fila daba más miedo, aunque en la segunda entrada el Botones me obligó a ir delante... XD En serio, se pensó que me ponía detrás para no pasar miedo, y yo lo que quería era quedarme atrás para que los personajes me fueran persiguiendo. ¡¡¡¡¡Qué adorable, de verdad!!!


Al final, de las tres entradas que hicimos, la primera fui al principio de la cola. Es maravilloso para llevarte la sorpresa de lo que va pasando en cada habitación del Hotel. Pero como acabas casi corriendo sin mirar atrás, siempre te pierdes alguna cosilla del espectáculo.
La segunda entrada, acabé yendo por la mitad de la cola del grupo. Sí, pese a que el botones me dijo que me pusiera delante, porqué según él "delante pillarás mas...", acabé pudiéndome colar por la mitad. Es genial para ver todos los detalles del Hotel. No vas delante, por lo que no tienes que acabar siendo el guía y, por lo tanto, acabar corriendo, ni vas detrás al ritmo de toooodo el grupo que llevas delante.
La tercera vez que entramos conseguí ir la última del grupo. ¡LO MAS DE LO MÁS! Quedarme quieta un momento mirando la decoración de la Sala Principal (y por lo tanto, separarme un poquito del grupo) y que el Portero me diga "que tenga una buena estancia, señorita", dar un bote, y darme cuenta de que eso significa: "¡tira para delante, leches!", y salir corriendo hacia el grupo; poder darle las gracias por su hospitalidad al recepcionista y que me conteste que ha visto mi chapa del Hotel Krüeger; pararme junto a Regan y mirarla a los ojos mientras, también mirándome, se  abalanza  hacia mí gruñendo para seguirme por las escaleras y no tener más remedio que subirlas yo también corriendo y gritando como una... posesa...¡como me gusta!; que Drácula cierre una puerta después de entrar en una sala sin que dejara de mirarme, sintiendo así entre miedo y esperanza después de la terrorífica situación vivida anteriormente; que Krueger se avalanzara hacia mi con la garra en alto mientras el de delante de mi no corría, que Chucky me siguiera por su habitación mientras yo intentaba correr sin éxito porqué la gente del grupo no podía darse prisa porqué estaban bajando unas escaleras ... ¡NECESITO REPETIR!

Total, el Hotel Krüeger, al igual que cualquier pasaje del terror, se puede vivir de mil maneras, sólo hay que saber cómo.


Sé que ahora pensaréis, pero a ver ... ¿nos ha venido a hablar del Tibidabo o del Hotel Krüeger? Bueno, la verdad es que era un poquito de todo, pero mi amor por el terror me ha llevado por este camino. En definitiva, fue un día lleno de risas y geniales anécdotas con grandísimas personas. ¡Un día maravilloso!

Y ya sólo me queda decir... ¡Hasta la Próxima! :)


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